Sí, las estructuras se caen. Se cae el techo, las columnas y al final la base también. Te desintegras. Desnudez.
¿Eran creencias? ¿Era tu sentir verdaderamente? ¿Era el o los mil velos de la ilusión? ¿No era que las capas ya se habían caído mayoritariamente y estaba uno despierto?
Desnudez otra vez. El grito del derrumbe. Silencio. Cenizas que vuelan con un nombre conocido para el Alma: Fénix. Y nudos como bolas de tantas emociones en pecho y garganta que buscan diluirse en la expresión para fundirse en el infinito que somos. La mente estalla en la confusión.
Cada bloque de creencias que caen al unísono es un estruendo potente. Retumba. Son causas y efectos a escala mayor de lo que nosotros andamos moviendo, rompiendo a consciencia. No ha de permanecer. No se mueve el cosmos sin que nos influya. No se hace camino ni se florece sin mover. Cambio. Aire nuevo. Uno y mil horizontes. Ahora.
Aguante usted bien el desmorone. Tiemble con él y derrúmbese sin quedarse nada. Ha de ser escombro para renacer completamente. Es fuerte, el impacto necesario. Luego lo entendemos.
Renace quien suelta, quien se atreve a atravesarse para ver bien.
Y si aún no lo ha comprendido, esto también es Amor, el Infinito que nunca ciega.
¿Eran creencias? ¿Era tu sentir verdaderamente? ¿Era el o los mil velos de la ilusión? ¿No era que las capas ya se habían caído mayoritariamente y estaba uno despierto?
Desnudez otra vez. El grito del derrumbe. Silencio. Cenizas que vuelan con un nombre conocido para el Alma: Fénix. Y nudos como bolas de tantas emociones en pecho y garganta que buscan diluirse en la expresión para fundirse en el infinito que somos. La mente estalla en la confusión.
Cada bloque de creencias que caen al unísono es un estruendo potente. Retumba. Son causas y efectos a escala mayor de lo que nosotros andamos moviendo, rompiendo a consciencia. No ha de permanecer. No se mueve el cosmos sin que nos influya. No se hace camino ni se florece sin mover. Cambio. Aire nuevo. Uno y mil horizontes. Ahora.
Aguante usted bien el desmorone. Tiemble con él y derrúmbese sin quedarse nada. Ha de ser escombro para renacer completamente. Es fuerte, el impacto necesario. Luego lo entendemos.
Renace quien suelta, quien se atreve a atravesarse para ver bien.
Y si aún no lo ha comprendido, esto también es Amor, el Infinito que nunca ciega.
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